De tanto perder aprendí a ganar



De tanto perder aprendí a ganar.
Llore tanto por quien no se lo merecía, que cuando necesite llorar por quien si se lo merecía ya no me quedaban lagrimas para llorar.
Toqué tantas veces fondo que, cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré.
Tuve que sentir la soledad para aprender a estar conmigo mismo y saber que soy buena compañía para según qué personas.
Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a que los demás no me ayudan a mi cuando más los necesité.
Traté siempre que todo fuese perfecto y comprendí que realmente todo es tan imperfecto como debe ser (incluyéndome).
Vi tantos perros correr sin sentido, que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido.
Aprendí que en esta vida nada es seguro, sólo la muerte … por eso disfruto el momento, hago lo que me gusta y a quien no le guste que mire para otro lado.